El queso es uno de los alimentos que más se produce al año. La FAO, Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, informa de que anualmente se producen 18 millones de toneladas anuales aproximadamente en todo el mundo de este producto.
A pesar de que se trata de un alimento muy querido por muchos y uno de los principales ingredientes para miles y miles de platos. Sin embargo, para algunas personas, disfrutar de este alimento puede convertirse en un desafío debido a las alergias alimentarias.
Cuando vamos a consumir un producto, hay que tener muy presente sus alérgenos. A simple vista puede parecer que no va a hacernos ningún mal, pero luego nos llevamos algún susto.
El queso es un alimento que posee una variedad de componentes que pueden desencadenar alergias o intolerancias. En este artículo, exploraremos los alérgenos presentes en el queso para ofrecerte una comprensión más detallada de estos posibles desencadenantes.
¿Qué son los alérgenos en el queso?
Los alérgenos en el queso son proteínas específicas que desencadenan respuestas inmunológicas adversas en algunas personas. Estas respuestas pueden variar desde leves molestias hasta reacciones potencialmente graves. Los alérgenos más comunes en el queso incluyen:
Proteína de la leche: La proteína de la leche, específicamente la caseína y la lactoalbúmina, es uno de los alérgenos más frecuentes en el queso. Las personas alérgicas a la leche deben evitar cualquier tipo de queso que contenga derivados lácteos.
Penicilina: Algunos quesos, como el queso azul, contienen hongos del género Penicillium, que pueden desencadenar reacciones alérgicas en personas sensibles a los antibióticos de la familia de la penicilina.
Histamina: Presente en quesos fermentados y madurados, la histamina puede provocar síntomas alérgicos en personas sensibles, como en aquellos que padecen de intolerancia a la histamina.
Huevo: En particular la clara, es un ingrediente ampliamente empleado en la producción de ciertos tipos de queso, especialmente aquellos elaborados con leche cruda. Su función principal radica en prevenir la proliferación de bacterias que podrían ocasionar complicaciones en la elaboración del queso.
Estadísticas y datos relevantes sobre los alérgenos en el queso
Según estudios recientes:
Se estima que aproximadamente el 2-3% de los adultos y hasta el 6-8% de los niños tienen alergia a la leche, lo que incluye los alérgenos presentes en el queso.
Las reacciones alérgicas a los hongos del queso azul, como la penicilina, son menos comunes pero pueden ser graves en personas sensibles.
La intolerancia a la histamina, aunque no es una alergia en sí misma, puede causar síntomas similares a las alergias en personas sensibles a los quesos fermentados.
¿El queso tiene gluten?
No, el queso no contiene gluten de forma natural. El gluten es una proteína que se encuentra en el trigo, la cebada, el centeno y algunos otros granos relacionados. El queso se elabora principalmente a partir de leche, cuajo y cultivos de bacterias lácticas, ninguno de los cuales contiene gluten.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunos quesos pueden estar sujetos a la contaminación cruzada si se procesan en instalaciones que también manejan productos que contienen gluten.
Por lo tanto, las personas con enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten deben leer cuidadosamente las etiquetas de los productos o consultar con el fabricante para asegurarse de que el queso esté libre de gluten.
¿Cómo saber si tienes alergia al queso (lactosa)?
Los signos y síntomas de intolerancia a la lactosa pueden manifestarse como dolor abdominal, flatulencia, calambres, enrojecimiento perianal, distensión abdominal, acidez estomacal, diarrea, deposiciones explosivas y náuseas.
Por otro lado, la alergia a la proteína de la vaca puede presentarse con síntomas diversos:
- Cutáneos: erupciones cutáneas, urticaria, enrojecimiento de labios y párpados.
- Digestivos: picazón en la lengua, paladar y garganta, diarrea, presencia de sangre en las heces, cólicos abdominales y aversión al alimento.
- Respiratorios: congestión nasal y ocular, asma, y sibilancias.
- En casos graves, puede desencadenar una reacción anafiláctica, una respuesta alérgica potencialmente mortal.